Definición:
Consiste en la regurgitación repetida del alimento, donde el
sujeto expulsa la comida y vuelve a deglutirla y es común en la infancia, pero
se puede presentar en la adolescencia y adultez (Basile, 2012).
Factores de riesgo:
El presentar conductas repetitivas autoestimulatorias, pues
esto indica que puede asociarse esta conducta a la rumiación. De igual forma si
se presenta otro trastorno alimenticio puede desencadenar la presencia de
mericismo, sobre todo en conductas relacionadas con la anorexia (Basile, 2012).
Factores de protección:
Que se dé una relación madre-hijo adecuado, poniendo atención
y cuidado cuando el que lo padece es un infante (Basile, 2012). Por otro lado,
el informar de los daños que puede ocasionar debido al ácido gástrico que puede
afectar el esmalte dental e irritar la laringe (Basile, 2012).
Factores biológicos:
Está asociada con la bulimia nerviosa, retraso mental, hernia
hiatal, carcinoma gástrico y anemia (Basile, 2012).
Se ha dicho que la rumiación se asocia a diversas lesiones
centrales. También se habla de la presencia de una alteración autónoma que
facilita el reflujo gastroesofágico (Basile, 2012).
Factores psicológicos:
En los niños se presenta como una conducta de autoagresión o
de recreación de la gratificación del proceso alimentario (Basile, 2012).
Manejo de los factores psicológicos:
Ubicar si es un comportamiento de autoagresión para identificar
lo que lo está generando y eliminarlo o subsanarlo y si es a la inversa, por la
búsqueda de la gratificación, el buscar y enseñar que a través de otro tipo de
alimento se puede obtener la misma gratificación (Basile, 2012).
Epidemiología:
En la adultez es poco frecuente y comúnmente se presenta en
ciertas poblaciones de sujetos, por ejemplo, en personas con bulimia nerviosa
con un porcentaje del 10 al 20 %, y en pacientes internos por retraso mental
con un 3%. También se asocia a conductas autolesivas y con otros trastornos
alimentarios (Basile, 2012).
Como consecuencias del mericismo se
presenta una gran afectación en el área facial y oral debida a la irritación
provocada por el contenido gástrico húmedo, en un estado crítico esto puede provocar
esofagitis y desmineralización del esmalte dentario. Por otro lado, la falta de
crecimiento es un síntoma relacionado de la rumiación (Basile, 2012).
Tipos de evaluación:
Se realiza a través de una anamnesis detallada y a través de
la observación, además de la utilización de estudios radiológicos y de
laboratorio, con estos métodos se puede diferenciar la rumiación de otros
problemas similares como la estenosis pilórica, reflujo esofágico o infecciones
gastrointestinales (Basile, 2012).
Estrategias y programas de intervención:
La terapia en la mayoría de los casos cuando se presenta en
infantes debe de ser dirigida a la familia o específicamente en la relación
madre e hijo. También se utilizan las técnicas conductuales promoviendo la
adquisición de nuevas conductas y aptitudes alimentarias adaptativas, dentro de
estas técnicas están las aversivas, refuerzo positivo, utilizando recompensas
como objetos o reconocimiento social, la modelación de la conducta haciendo que
se copie la conducta de alguien más, etc. Merece mención especial a la técnica
de extinción que emplean el retiro de la atención y las interacciones sociales;
y por otro lado la sobrecorrección consistente en obligar al sujeto a expulsar
la sustancia para evitar que vuelva a comérsela e inmediatamente limpiar
dientes, labios y boca (Basile, 2012).
También es de ayuda enseñar y utilizar técnicas de
respiración profunda y técnicas de relajación (Basile, 2012).
No hay comentarios:
Publicar un comentario